Los vaporeadores o cigarrillos electrónicos se han puesto muy de moda como sustitutos del tabaco convencional. Su uso se ha extendido entre la población en general, pero muy especialmente entre los jóvenes. Según una encuesta del Ministerio de Sanidad español, el 21% de jóvenes de entre 15 y 24 años admiten que han probado algún tipo de cigarrillo electrónico. Ahora bien, ¿qué implicaciones tiene el uso continuado en nuestra salud y especialmente en la salud dental? Os lo explicamos.
Fumar no es saludable
Fumar perjudica la salud de los seres humanos. Esto no es nuevo y hay miles de estudios científicos que lo corroboran. Incluso las propias cajas de cigarrillos llevan advertencias sobre los peligros a medio y largo plazo del consumo de tabaco, y cada vez son más directas y agresivas. La sustitución del tabaco convencional por los cigarrillos electrónicos, lejos de ser saludable, esconde una serie de puntos oscuros que vale la pena comentar. Más allá de las implicaciones respiratorias (lesiones pulmonares derivadas del uso recurrente de este tipo de artilugios, con componentes químicos potencialmente nocivos) y cardiovasculares (arritmias), nos interesa analizar qué efecto tienen los vaporeadores sobre la salud de los dientes y de las encías.
Los cigarrillos electrónicos no son saludables
Aunque las investigaciones científicas en este campo son menos numerosas, ya se han empezado a realizar y los resultados no son especialmente halagadores. Los líquidos que permiten la vaporización contienen una serie de componentes químicos que, a la larga, pueden predisponer a una serie de patologías dentales y bucales, si no se hace un uso racional.
- Decoloración de los dientes y aumento de la placa dental causada por los efectos del vapor.
- Deshidratación bucal, que puede derivar en un aumento del riesgo de tener algún tipo de enfermedad periodontal o caries.
- Irritación de las encías como consecuencia de la presencia de nicotina en algunos compuestos.
- Deterioro celular, como consecuencia del efecto de los componentes químicos de los aerosoles. Esto puede comportar, a la larga, pérdida de masa ósea y mal aliento crónico.
- Candidiasis oral, o lo que es lo mismo, aumento de hongos en la zona bucal y aparición de aftas.
Dicho todo esto, puede concluirse que el consumo de cigarrillos electrónicos no es un sustituto saludable del tabaco, sino todo lo contrario. Y que, en caso de ser consumidores o consumidoras, es necesario extremar las precauciones y someterse a las revisiones odontológicas preceptivas a modo de prevención de la salud dental.
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