Los meses de invierno son especialmente críticos en cuanto a la presencia de virus que afectan a nuestro organismo: desde los más nuevos, como el covid-19, que ya se ha convertido en una constante después de dos años, hasta los más antiguos, como la gripe y todas sus variantes. Pero te preguntarás: ¿qué tiene que ver esto con nuestra higiene dental? La respuesta es clara y sencilla: tiene mucho que ver.
Si seguimos las recomendaciones de los odontólogos de Oris, debemos cepillarnos los dientes después de cada comida. Dicho de otra forma, en términos numéricos: entre dos y tres veces al día. Esto significa que nuestro cepillo, ya sea eléctrico, ya sea manual, está sometido a un importante desgaste.
El cepillo, pozo de bacterias
Pero todavía hay otro factor bastante desconocido. Después de pasar algún tipo de proceso vírico que afecte a nuestro organismo, especialmente los de tipo respiratorio, es muy recomendable cambiar nuestro cepillo dental, independientemente de si ya tocaba o no (normalmente, recuerda, recomendamos la sustitución cada dos o tres meses). ¿Por qué? En los filamentos del cepillo pueden quedarse restos del virus y bacterias que nos ha afectado, que son muy resistentes.
Piensa que los cepillos de dientes los solemos guardar en el lavabo, donde suele haber un nivel de humedad que invita a la proliferación de este tipo de fenómenos. Y a menudo los tapas con un protector, lo que impide una ventilación y un correcto secado. Por eso es importante que después de algún proceso de estas características hagas una sustitución para evitar recaídas que pueden ser muy desagradables y dolorosas.
Por si tenías alguna duda, una cifra muy interesante: un reciente estudio revela que en nuestros cepillos de dientes se pueden acumular hasta 10 millones de bacterias.
En Oris, si tienes cualquier duda o consulta, te ayudaremos a resolverlas y mejorar tu bienestar dental.
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